La cantidad de energía adicional que hace falta para que un choque sea efectivo es lo que se conoce como Energía de Activación.
Esta porción de energía es comparable con la chispa que inicia el proceso. Muchos sistemas químicos, a pesar de su nivel energético alto, se mantienen indiferentes al cambio químico, como es el caso de la pólvora dentro de un cartucho, la gasolina expuesta al oxígeno del aire; es necesario introducir al sistema una cierta energía de activación.
Una vez comenzado el proceso, este se realiza en forma continua, debido a que el calor generado por la transformación de las primeras moléculas, suministran la energía para la transformación de las que siguen y estas, con su transformación, liberan la energía necesaria para que otras reaccionen, y así sucesivamente.