Los rayos se originan por la desigualdad de potencial de una nube cargada y la tierra, presentando un constante potencial igual a cero.
Entonces, cuando se transfiere la energía a través del aire, sus átomos se ionizan, generando luz. De igual manera, el calor hace que el aire se propague vertiginosamente, ocasionando el sonido típico de los rayos.