Químicamente, los jabones son sales de los ácidos grasos superiores, obtenidas por hidrólisis alcalina de ceras, grasas, sebos y aceites.
Las grasas y sebos son ésteres del glicerol conocido como glicéridos. Las grasas que están constituidas por ácidos saturados, como por ejemplo el sebo, tocino de cerdo, etc., funden a temperaturas superiores y son sólidas a temperatura ambiente. Por su parte, las que se constituyen de ácidos mono y poliinsaturados como el aceite de maíz y de maní, entre otros, tienen un punto de fusión inferior y son líquidos aceitosos a temperatura ambiente.
También existen grasas líquidas como el aceite de semillas de algodón, son sometidas a un proceso de endurecimiento mediante la hidrogenación catalítica de sus dobles enlaces para producir las grasas saturadas sólidas tal como la margarina, que consta de aceites vegetales parcialmente hidrogenados a los que se les proporciona el olor y color adecuados para reemplazar a la mantequilla.
Existen muchos tipos de jabones pero los más comunes son los jabones sódicos también llamados jabones duros y los jabones potásicos llamados jabones blandos.
Los jabones cálcicos y magnésicos son insolubles, se forman por acción de las aguas duras sobre los jabones normales y dan origen a gránulos blancos que aparecen sobre el agua sin formar espuma.
Asimismo, los jabones de uso cotidiano contienen algo de carbonato sódico y otras sales alcalinas, que aumentan su poder detergente, y su capacidad para combatir la dureza del agua. Otros jabones, como el de plomo, son medicinales.
La saponificación es el desdoblamiento de las grasas en el ácido correspondiente y la glicerina. Mediante la acción del vapor de agua sobrecalentado o hirviendo las grasas en presencia de ácido sulfúrico diluido se obtiene una mezcla sólida de ácidos esteárico y palmítico, que se emplean en la fabricación de bujías esteáricas.
Si tratamos las grasas con disolución alcalina de NaOH o KOH se obtienen los jabones que son las sales alcalinas de los ácidos grasos.
En la reacción química de saponificación observamos como los enlaces éster, que acoplan al glicerol y los ácidos grasos, experimentan hidrólisis, originando glicerol y las sales de los ácidos grasos que no son más que jabones.
Es el número de miligramos de KOH necesarios para la saponificación de un gramo de la misma. Indica la magnitud de los radicales ácidos. Cada uno de estos consume un mol de KOH; por ello, para una misma masa de diferentes grasas, la cantidad de KOH consumida en la saponificación es inversamente proporcional a la longitud de los radicales.
En palabras más simples, es la cantidad de KOH que se requieren para neutralizar los ácidos grasos que se haya en un gramo de grasa.
Este índice es de gran importancia ya que valora la pureza del aceite, puesto que un índice de saponificación alto muestra que existe una alta pureza del aceite vegetal.
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